Las especies animales y vegetales que hoy habitamos el planeta sólo
son una de las infinitas posibilidades que se hubieran podido dar a lo
largo de la evolución, una de las múltiples salidas al “laberinto
evolutivo” condicionado por infinidad de variables, desde el clima a la
geología, pasando por la disponibilidad de nichos ecológicos, tal y como
expone elocuentemente Edward O. Wilson en su último libro, ‘La conquista social de la Tierra’.
Que unos homínidos bípedos “eusociales” y muy inteligentes como el homo sapiens hayan logrado dominar el planeta con tal rotundidad (con permiso de las hormigas)
es, por tanto, poco menos que un accidente o tal vez el desenlace de
una concatenación de azares.
Otro mundo es posible: por ejemplo, uno en
el que los dinosaurios, en lugar de extinguirse hubieran evolucionado hasta convertirse en bípedos sociales y que hoy, 400 millones de años después, ocuparan el rol que tenemos los humanos.
Se
trata de una idea más próxima a la ciencia-ficción (o a la
biología-especulación) que a la ciencia, lanzada en los años ochenta por
el eminente paleontólogo Dale Russell y que ahora
recupera Wilson como ejemplo de lo que podía haber sido y no fue (o,
quién sabe, acabará siendo). Russell lanzó la hipótesis de un “dinosauroide”,
una suerte de dinosaurio antropomórfico e inteligente que eventualmente
hubiera dominado la Tierra, de no haberse extinguido antes.
Concretamente, el hipotético homo-saurus descendería
de los Trodóntidos o de los Dromeosaurios (el equivalente a nuestros
primates), dos familias de reptiles ancestrales cuyas cualidades les
hacen idóneos para tal “cometido: eran “ágiles, rápidos, inteligentes y
gregarios”, cuenta Hugo Jiménez en Red Historia.
Gracias a estas habilidades, los dinosuaroides hubieran podido hacerse
preeminentes en una “Tierra bis”, dominando y sometiendo a los reptiles
más grandes gracias a su habilidad, igual que los humanos hemos hecho
con el resto de la fauna del planeta.
Evidentemente, toda esta hipótesis hay que cogerla con pinzas. Para empezar, Russell está condicionado de un acentuado antropocentrismo,
guiado por la convicción (o el deseo) de que el hombre es el culmen de
la evolución y que cualquier otro ser vivo que alcanzara semejante
dominio sobre el entorno habría de ser bípedo, terrestre y social. Sin
embargo, en un escenario completamente distinto tal vez un especie de
ave o bien un microbio o un insecto podría “dominar” la Tierra como lo
hace hoy el hombre.
En su libro Wilson expone diversas razones por
las que esto no podría ser así (un insecto, por ejemplo, no puede
dominar el fuego) pero, una vez más, estamos demasiado condicionados por
los árboles del principio antrópico como el bosque de las biologías posibles.
Finalmente,
Russell es un científico serio (a él le debemos, entre otras cosas, la
conexión entre los extintos dinosaurios y las aves actuales), pero este
tipo de hipótesis dan alas a chalados como David Icke, que sostienen que una parte de la Humanidad (los más taimados) desciende de una raza extraterrestre, conocida como los “reptilianos”. Conspiranoia de la buena.
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El homo-saurus: así seríamos los “humanos” si descendiéramos de los dinosaurios
Posted by Unknown
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